domingo, 1 de julio de 2012

La mejor hamburguesa del mundo


El otro día viendo Alaska & Mario, o mejor dicho viendo una de las infinitas repeticiones de Alaska & Mario, me topé una vez más con la parte en la que, estando de vacaciones en Los Ángeles, se dedican a recorrer la ciudad en busca de la mejor hamburguesa. Y ahí les vemos, a los 6 amigos dando bocados uno a uno a la hamburguesa y degustándola como si fueran catadores profesionales para terminar dándole una puntuación.

El caso es que, de repente, viéndoles entre tanta hamburguesa y tanta patata frita, me dio por acordarme de la que es la mejor hamburguesa que he comido en toda mi vida. Yo no tuve que ir buscándola como hicieron ellos, a mí se me puso delante, apareció de repente, cuando más la necesitaba, y resultó ser perfecta.

Hace un par de años, estando de vacaciones en Londres y después de toda una mañana pateándonos la ciudad, el hambre empezó a hacer acto de presencia. Por suerte, tengo que decir que la capital inglesa es la ciudad en la que más he desayunado en toda mi vida, así que el hambre tardó más en llegar de lo que habría hecho en un día normal con un típico desayuno de los de aquí. Nada de tomar un café de pie y deprisa y corriendo, y de comer un par de galletas por decir que ingieres algo sólido. No, aquellos desayunos eran en condiciones. Con su pan con tomate, queso y jamón york, su zumo de naranja, sus tostadas con mantequilla y mermelada, su fruta y su café o té. Lo dicho, los desayunos más abundantes de toda mi vida. El caso es que después de horas de caminata, lo dicho, teníamos un hambre que nos moríamos. Por suerte, no somos nada tiquismiquis con las comidas y con un simple bocadillo sentados en un banco de un parque nos conformamos, así que pensamos en entrar al Tesco, comprar algo, y sentarnos en uno de los muchos bancos que hay en el paseo a orillas del Támesis. Pero de repente vimos algo que hizo innecesario entrar al supermercado: un puesto de hamburguesas.

No sé si fue por la situación, por estar comiendo con hambre, sentados en unas escaleras a orillas del Támesis, con el London Eye enfrente y el Big Ben a nuestras espaldas, pero os prometo que nunca he comido una hamburguesa mejor. Nunca. No era nada del otro mundo, una “cheeseburger” de verdad, es decir, cheese y burger, y pan, claro está. Nada más verla pensamos que seguramente, al estar hecha ahí en una caseta en medio de un paseo, estaría seca, sin sabor, algo así como masticar goma, pero nada más lejos de la realidad. La carne era jugosísima, el pan estaba tierno y el queso se fundía a la perfección. Nada de salsas extrañas que pretenden ser mayonesa con un color sospechoso, nada de kétchup, nada de lechuga, cebolla, tomate o pepinillos. Solo pan, carne y queso. Solo lo justo y necesario.

En resumen, ya estoy esperando a mi próximo viaje a Londres para volver allí, comprarme una hamburguesa de esas y sentarme a orillas del Támesis, con el London Eye enfrente, el Big Ben a mis espaldas, el barullo de turistas yendo de un lado a otro sin parar y yo tranquilamente saboreando la que para mí es la mejor hamburguesa que he probado en el mundo.

2 comentarios:

  1. No hace falta ir a Londres para comerse una buena hamburguesa... En Madrid hay de las mejores del Mundo ... Alfredos BBQ o Pecado Carnal... Para mi de las mejores del mundo!

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    1. Esas dos de las que hablas no las he probado, pero apunto los sitios para mi próxima visita a la capital.
      ¡Gracias por pasar por aquí! =D

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