miércoles, 11 de julio de 2012

El peligro de la zona de confort


Hace unas semanas me enviaron un mensaje del servicio de empleo para que fuera a una charla sobre emprendedores. Mi primera reacción al leerlo fue: “tengo mejores cosas con las que perder el tiempo, no voy”, pero después le estuve dando vueltas y pensé que no tenía nada que perder, salvo alguna hora de sueño por tener que madrugar para ir, y que últimamente están un tanto tiquismiquis, así que mejor no arriesgarse.

El caso es que al final fui y resultó ser una gran idea. Ir a una charla que ofrece optimismo, en estos tiempos, no es para nada una pérdida de tiempo. Como os he contado alguna vez, estoy ya saturada de malas noticias, de gente quejándose… como si no tuviera suficiente con mi propio pesimismo como para tragarme el de los demás. De forma que estar durante una hora aproximadamente escuchando a alguien que te da buenas ideas, que te habla de proyectos que sí están funcionando, que te anima a progresar, es una de las mejores cosas que he hecho últimamente.

Pero eso no es todo. Después de esta charla están llegando otras, y a la que fui hace unos días me permitió conocer a una de esas personas a las que pasarías horas escuchando boquiabierta sin cansarte, deseando que no termine jamás de hablar y de que te siga dando ánimo indirectamente gracias a sus experiencias. Entre todas las cosas que nos contó hubo una que me dejó pensando durante un buen rato, y es que fue algo que consiguió poner nombre a cómo me siento desde hace un tiempo: la zona de confort.

Ahí es donde estoy. En la zona de confort. En ese lugar metafórico en el que no estás bien, no eres feliz, pero tampoco están lo suficientemente mal como para cambiar. Ese lugar en el que no te gusta estar pero en el que no tocas tanto fondo como para decidir que debes salir inmediatamente. Ese lugar en el que sobrevives pero no vives. Y lo peor de todo es que llevo tiempo sabiendo que estoy ahí, aunque no le supiera poner nombre.

Ahora el siguiente paso es el más complicado: decidirse a salir de ahí. Arriesgarse a fracasar, a cometer errores; pero arriesgarse al fin y al cabo. Arriesgarse a sentir, a comprobar que estás vivo y ver que a veces duele. Arriesgarse a salir de esa zona de confort en la que no sufres lo suficiente porque estás con una especie de anestesia local en la que ves tu sufrimiento pero, como no lo sientes, no te decides a dar el salto y escapar.

Así pues, toca salir de ahí. Y cuanto antes, mejor. Toca VIVIR, no sobrevivir.

2 comentarios:

  1. Bueno pues creo que por primera vez en este blog, voy a hacer de troll jajaja ... creo que la gente que va a dar ese tipo de charlas son como los comerciales, es decir, que al final te acaban vendiendo algo que no querías comprar.

    Zona de confort? sí, lo reconozco, yo también puede que esté en esa zona, pero el querer salir de ahí ... el generar una idea de negocio ... o como lo quieras llamar ... a algunos les cuesta el dinero que tenían para vivir en esa zona de confort durante algunos años y si esa idea fracasa seguramente te acordarás que si hubieses seguido en esa zona de confort podrías haber vivido durante algunos años más "ni bien ni mal" ... a este último párrafo (bueno ni al primero xD) no hagas mucho caso, es solo el pensamiento de alguien como yo ... pero bueno oye que si te animas a hacer algo y necesitas a alguien no estaría mal que te acordaras de tus seguidores de twitter o del blog o no sé ... ejem ejem ... jajaja que cara tengo ;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡Ya era hora de que alguien me trolleara!! jajajaja. Y aun así, te doy la razón en lo que dices. En las charlas a veces tengo esa sensación, de que todo es muy bonito, de que hay que emprender, fracasar, volver a intentarlo, tropezarse y al final triunfar... pero que muchas veces el riesgo es muy elevado y no todo es tan fácil como lo pintan ellos. También es verdad que eso fue lo primero que nos dijeron, que hay que emprender pero con cabeza, nada de acabar arruinados, que intentemos hacer las cosas de forma que si sale mal, acabemos más o menos en la situación actual.

      Pero vamos, que yo con estas charlas hago como con las canciones: ellos hablan de una cosa pero yo me lo aplico a mí misma de forma completamente distinta. Es decir, que muchas veces me veo en esa zona de confort lamentándome por lo mal que estoy, pero luego por ejemplo veo ofertas de trabajo interesantes a las que no me apunto porque digo "va, no me van a coger, seguro que cualquiera está mucho mejor preparado... para qué ilusionarme", cuando solamente tengo que inscribirme sabiendo que el "no" ya lo tengo. No sé, es una sensación de estar mal, de querer salir de ahí, pero de estar paralizada por miedo al cambio, aunque ese cambio pueda ser a mejor. Así que si ya me cuesta dar ese paso, imagínate lo de emprender un negocio... jajajajaja Eso sí, si me da por seguir adelante con las ideas que tengo, yo aviso XD

      Eliminar