miércoles, 22 de febrero de 2012

George Clooney, ese hombre


¿Sabéis esas adolescentes que viven pegadas a una carpeta forrada con fotos de su ídolo? Sí, esas carpeteras que ahora sobre todo adoran a Justin Bieber, que en otra época hicieron lo propio con Los Pecos, y entre medio con los Back Street Boys. Pues, lo confieso: yo fui una de ellas. Eso sí, para eso de las modas soy un poco como los salmones y suelo ir a contracorriente, así que en mi carpeta no había espacio para los mencionados BSB, ni para los protagonistas de Sensación de Vivir (¿o esos eran para una generación anterior?), ni para Beckham. Vale, sí caí rendida a los pies de uno de los ídolos de entonces, el que desató la Julenmanía, pero creo que esa es la excepción. Yo, en mi época de carpetera adolescente, bebía los vientos por George Clooney. Y, para qué negarlo, lo sigo haciendo.


Y es que Mister Decaffefinato siempre ha sido mi actor favorito. Este hombre es el que hace ya más de una década consiguió que no pudiera despegarme de la televisión para seguir las aventuras de un grupo de médicos y enfermeras de Chicago. (Nota mental: Txune, empieza a conseguir ya todas las temporadas de Urgencias, que son 15 y te llevará un tiempo hacerlo.) El doctor Ross es el pediatra que hizo que deseara volver a mi infancia para ponerme enferma y que él me curara (pensándolo ahora parece un poco sórdido, pero la efervescencia de la adolescencia me hacía tener esos pensamientos, entendedlo) y el mismo que me hizo soñar con ser la enfermera Hathaway y conquistarle. Clooney es el que ha conseguido que vea y disfrute Batman y Robin, que, sinceramente, no es precisamente buena. Una vez hubo abandonado el County General es quien consiguió que disfrutara viendo la peculiar historia de tres soldados en la guerra del Golfo, que aguantara una película entera sobre un barco que se hunde sin agobiarme (yo, que tengo pánico al mar y a la idea de morir ahogada), que haya pasado años esperando las próximas aventuras de un grupo de ladrones de casinos…

Lo último con lo que me ha ganado un poco más: Los Descendientes, su interpretación de un padre que ve cómo tiene que enfrentarse al hecho de que su mujer, ahora en coma, le engañaba con otro sin él sospechar nada por estar 24 horas al día trabajando y que tiene que aprender a cuidar a sus dos hijas cuando su esposa falte. Si aún no os habéis dejado caer por el cine para verla, os la recomiendo y mucho. Y no solo por George sino también por sus hijas y los puntazos que tiene Sid, el amigo de Alex, la hija mayor. 

Han pasado ya unos cuantos años desde que empecé a forrar mi carpeta gracias a la foto del anuncio de Emidio Tucci que me regaló la que entonces era mi mejor amiga pero mi admiración por George Clooney no ha disminuido. Podríamos decir que ha evolucionado de una simple alteración hormonal a algo más completo. Con el paso de los años he podido ver que no es solo una cara bonita, sino que además es un gran actor, además de alguien con un sentido del humor envidiable. Y sí, le admiraré como profesional, pero eso no quita para que me siga alterando las hormonas, a pesar de que se haga mayor y de que tenga este arte corriendo… 


Bueno, y dicho todo esto, ¿alguno me va a negar que este hombre no es uno de los más atractivos que habéis visto nunca? PRUEBA VISUAL

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