martes, 17 de septiembre de 2013

Las paranoias compartidas son menos paranoias



Lo confieso: mi vida social últimamente está bajo mínimos. Es lo que tiene estar en paro, que los pocos trabajos que hagas los realices a través de internet en el ordenador de tu casa y que parezca que todo el mundo a tu alrededor tiene trabajo o esté a cientos de kilómetros de ti. Lo dicho: escasa o nula vida social. Y eso, para alguien con tendencia a comerse la cabeza en exceso (overthink que dirían los ingleses), bueno no es. Pero de repente llega el servicio de empleo, ese al que tanto te han insistido en que te apuntes y que tan pocas cosas te ha ofrecido en todo ese tiempo, te avisa para que te apuntes a un curso. Y aunque no te parece una maravilla, la promesa de un posible empleo hace que no lo dudes un momento: te apuntas. (Lo sé, no suena creíble, algo sí que lo dudé, pero ya sabéis… overthink…) 

Y en esas que empieza el curso, en mitad del verano, 5 horas seguidas cada tarde, cuando nadie tiene nada que hacer como estar fresquito en casa, en la piscina o de cañas con los amigos; pero resulta que tú estás tan a gusto, con gente a la que no conocías de nada pero que te han caído genial, con los que te diviertes y que hacen que esas 5 horas seguidas en plena tarde de verano no sean tan duras, y casi no echas de menos el fresquito de casa, la piscina ni las cañitas. Pero todo llega a su fin, y el curso no podía ser menos. Y llega lo que todos estábamos esperando: el posible empleo…

Aunque no iba a ser tan fácil. Pasa el tiempo, la información es confusa y nadie sabe cuándo habrá una respuesta. Llamadas telefónicas a unos, silencio para otros… Y ahí están: las paranoias. “¡Hora de comerse la cabeza!”, llegan gritando. Pero algo ha cambiado. Ese comerse la cabeza demasiado sigue ahí, pero ahora ya no eres tú la única persona que las sufre. Sabes que hay otras tantas personas en tu misma situación, intentando atar cabos sin conseguir hacerlo, recabando información para intentar hallar una solución que nunca llega. Pero ahora, todo eso que antes hacías sola, en casa, lo haces en un bar entre cafés y refrescos. Ahora lo combinas con idas de olla que no tienen nada que ver con la paranoia original, con recuerdos de esas 5 horas diarias juntos, con promesas de volver a vernos pronto para seguir desvariando…

Y ahora, por fin, eso de comerte la cabeza tiene su lado positivo. Y así, aunque siguen ahí, sin solución, parece que las paranoias, compartidas, son menos paranoias.

2 comentarios:

  1. Me he dicho, venga va ya que has leído uno lee el otro también que no se sabe cuándo vas a tener algo de tiempo para hacerlo ... así que sin darle muchas vueltas jajaja, me lo he leído :-)

    Opinión sobre el artículo: como ya sabes, y bien has escrito, no eres la única con este tipo de cosas. En mi caso fue curioso cuando fui a apuntarme a la Bolsa de Empleo del Ayuntamiento de Parla (en mi caso). Me atendió un técnico de empleo, en primer lugar me dijo que bueno esto para él era un pasatiempo porque el tenía su propia empresa a la que iba por las tardes. En este momento pensé "qué me estás contando, pluriempleado muy bien, tú con dos trabajos y yo sin ninguno". La conversación siguió con los temás típicos ¿qué has hecho? ¿cuál es tu formación? ¿de qué quieres trabajar? ... al final como conclusión después de haberle explicado todo me dijo "Te han llamado alguna vez de aquí", le contesté "No", a lo que él me respondió "pues esta vez más de lo mismo porque tú tienes recursos suficientes para buscar el trabajo por ti mismo y no necesitas nuestra ayuda" ... entonces yo con mi indignación me fui a mi casa acordándome de los minutos perdidos con este señor y de la persona que me recomendó que fuera a inscribirme. De hecho, a partir de ese momento, si no voy a cobrar prestación ni aparezco por el INEM, total otra de las cosas afortunadas procedentes de este organismo fue que me querían enviar a un curso que yo mismo me pagué en mi formación ... en fin, paciencia paciencia :-)

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    1. ¡¡¡Eso es abusar!!! Unos deseando un empleo y otros con dos y hasta tres... O luego está la gente que se pasa el día quejándose de su trabajo, y cuando pasas a quejarte tú un poco de que no tienes, te responde con un "ay, no te quejes, que ya encontrarás algo". Eso me supera.
      Yo doy gracias cada tres meses a la oficina virtual por no tener que ir a la oficina a renovar, porque no solo pierdes el tiempo, sino que a veces parece que se están riendo de ti. Una vez me pasó en una charla a la que tuve que ir. Era para gente con estudios básicos, pero debió coincidir que acababa de ir a añadir unas cosas al curriculum y tenían mi ficha a mano, porque lo más agradable que me dijo el técnico fue "que sepas que estás aquí perdiendo el tiempo, porque esto no es para gente de tu perfil. Si quieres trabajar, lo mejor es que te vayas al extranjero". Claro que sí, esa es la forma de apoyar el empleo entre la juventud...
      Como tú bien dices... paciencia, no queda otra.

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