miércoles, 10 de octubre de 2012

La muerte llega a Pemberley



Que las nuevas tecnologías están aquí para facilitarnos la vida es algo que todos tenemos más o menos claro. Lo última facilidad que me han ofrecido, en este caso mi móvil, es que ahora llevo los libros ahí guardados, con lo que puedo leer siempre que quiera sin tener que cargar con el libro en el bolso. Ventaja, sí, siempre que ese “siempre que quiera” no implique un avión. Y es que hace cosa de dos semanas me encontré de repente en la dura situación de tener ante mí dos horas y media de vuelo y la imposibilidad de leer por tener el libro, como ya he dicho, descargado en el móvil. Sí, sé que algunas compañías te permiten encenderlo en modo avión, pero no quería arriesgarme. Así que momentos antes de embarcar me adentré en una de las muchas tiendas de Barajas para ver si entre las estanterías encontraba algo no muy abultado que me llamara la atención lo suficiente como para comprarlo y, sobre todo, para querer leerlo. Después de unos cuantos paseos, de mirar una y otra vez las pilas de libros, de descartar algunos de los que más me podrían gustar por su gran tamaño y cuando ya me había convencido de que ahí no había nada que quisiera comprar, tras un último vistazo, ahí lo encontré. Lo que me atrajo de él fue su título, pero aún tenía que pasar las pruebas del viajero excesivamente cargado: sus 300 y pico páginas eran un tamaño aceptable para llevar en el bolso, y su argumento… perfecto.


Mi descubrimiento, como habéis podido deducir por el título de la entrada, fue La muerte llega a Pemberley, de P. D. James. Quienes tengan una excelente memoria, o sean seguidores de las obras de Jane Austen, habrán tenido una sensación familiar al leer el título y es que, sí, la obra se centra en la residencia del señor Darcy (mi adorado señor Darcy) y de su ahora esposa Elizabeth Bennet (mi más adorada aún). La devoción de James por las obras de Austen, y en concreto por Orgullo y prejuicio, la llevaron a continuar la historia de esta pareja imitando el estilo de la autora original pero añadiendo intriga y crimen a la trama.

Años después del matrimonio del señor Darcy y Elizabeth, estos viven felizmente en la mansión de Pemberley, donde son padres de dos maravillosos hijos. Cerca tienen a los Bingley (él amigo inseparable de Darcy y ella, Jane, hermana mayor de Elizabeth) y tienen una cordial y familiar relación con todos los miembros de su servicio. Se podría decir que la vida les sonríe a los Darcy… Hasta que una tragedia tiene lugar en sus tierras: la noche antes de un baile, un carruaje irrumpe a toda prisa en Pemberley. Dentro se encuentra Lydia, una de las hermanas Bennet, diciendo que alguien ha matado a su marido Wickham (quien, recordemos, no tenía permiso para aparecer por la propiedad de Darcy) en el bosque.

Misterio, suposiciones, investigaciones, un juicio y más sorprendentes descubrimientos llenan las páginas de esta novela en la que se combinan a la perfección la novela negra con el estilo romántico de las novelas de Austen. Más que recomendable para los seguidores de esta autora, sobre todo si, después de terminar de leer Orgullo y prejuicio, echan de menos saber más de las vidas de sus protagonistas.

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