El salto

Ayer por la tarde, hora española, fui una de los millones de personas que en todo el mundo estaban pegados a sus televisores viendo a un loco saltar desde 39 kilómetros de altura. Al principio dudaba de si hacerlo (dudaba yo de si verlo, no él de si saltar, quiero decir) puesto que dados los riesgos que asumía el saltador (incluyendo la muerte), me daba cosa ver en directo que pasara eso. Pero después pensé que no, que si todo salía bien quería poder decir en un futuro que yo había estado ahí pegada a la tele, con el estómago encogido, viendo cómo Baumgartner entraba en la historia.

Y es que para mí, lejos de parecerme una chorrada, me parece que lo que consiguió este hombre es eso, hacer historia. Y no me refiero a historia como hicieron, por poner un ejemplo, los jugadores de la selección este verano al conseguir Eurocopa+Mundial+Eurocopa de forma consecutiva, sino historia de la importante, de la que luego tiene consecuencias positivas para toda la humanidad y no solo para la felicidad de un país. Cuando leía estos días a personas opinando que era una chorrada, una gran pérdida de tiempo, que nos estaban metiendo hasta en la sopa a un tío que solo quería jugarse la vida por conseguir cantidades ingentes de dinero, o incluso a quienes ayer mismo se quejaban porque dejaban de emitirles su partido de balonmano por poner la chorrada esta, lo único que podía pensar es que en realidad no se estaban dando cuenta de lo que podía conseguir este loco que iba a saltar.

Felix Baumgarnet llevaba más de 5 años preparándose para este momento, para subir a 39000 metros de altura con una cápsula, salirse de la Tierra, poder tener el universo ante sus ojos… y saltar. Para ello, lo dicho, más de 5 años midiendo al milímetro cada detalle, cada posible reacción de la cápsula en la que subía, los peligros que entrañaban unas condiciones meteorológicas adversas y sobre todo las reacciones de su cuerpo. Quiero pensar que con todos los datos aportados por esta locura, la ciencia podrá aplicarlos para cosas que nos parezcan menos locura, como curar enfermedades, por ejemplo. ¿O acaso no podría ser que, gracias a la hazaña de este hombre, se descubra que cierta proteína, a una presión determinada, deje de reproducirse y que sea esa proteína la causante de algún cáncer? Tal vez sea mucho soñar, pero los avances científicos están a la orden del día, y este hombre, más que volverse loco y saltar, desde mi punto de vista lo que hizo fue llevar al límite su cuerpo, poniendo en peligro su integridad, para que después los demás podamos aprovecharnos de eso de forma indirecta.

No sé, igual sea mucho soñar y solo fuera eso, un tío saltando desde muuuuy arriba. Me gusta pensar que todos los que creen que esto ha sido una pérdida de tiempo, una forma de jugarse la vida para nada, son el equivalente a quienes en su época tacharon de lunáticos a los hermanos Wright por volar con un cacharro a motor. Aunque claro, aquella locura tampoco sirvió de mucho... ¿no es cierto? ;)