martes, 7 de agosto de 2012

Titanic: Sangre y acero


Mira que me gusta la historia de Reino Unido, pero el episodio del Titanic se me resistía. Toda película que he visto sobre el tema (incluyendo y sobre todo la archiconocida de James Cameron con DiCaprio y Winslet) me parecían un tremendo aburrimiento. Agua, hielo y pocos botes salvavidas por todas partes. Y teniendo en cuenta mi pánico al mar… imaginad lo poco que puedo disfrutar con algo que pasa ahí, en medio del océano. Y para más inri, de noche.

El caso es que hace unos años, cuando la mayoría de mis amigas y féminas de mi familia suspiraban por los huesos (pasados por agua) de Jack y juraban odio eterno a Rose por no dejarle hueco en el tablón, yo vivía en la indiferencia, la cual salió reforzada tras un viaje a Suiza en autobús en el que vimos mínimo tres veces la película en cuestión. Bueno, mejor dicho “vieron”, porque yo confieso que me quedé dormida todas y cada una de las veces que la pusieron, y que siempre despertaba cuando él ya estaba más que sentenciado.

La cosa es que cuando vi que en Antena 3 estrenaban una serie sobre el Titanic no pude evitar pensar: “ooooootra más” y me olvidé de ella. Pero como todos sabemos lo poco insistentes que son con sus promociones, volví a ver el anuncio unas cuantas veces más, y al escuchar que trataba sobre la construcción, decidí que no perdía nada por probar y darle una nueva oportunidad a ese episodio de la historia…

Y tengo que decir que me está gustando. En Sangre y acero están tratando exactamente la parte que me gusta de Titanic. Claro está que seguramente el barco no habría pasado a la historia con tanta magnitud si no es por su hundimiento, pero ver lo que pasó antes es lo que más me gusta. Esta serie nos cuenta los problemas a los que se enfrentaban los irlandeses de la época: la división religiosa entre católicos y protestantes que iba de la mano con un importante conflicto político entre irlandeses y británicos. También se ven los problemas sindicales con los que convivían los trabajadores. Además se muestran los asuntos más técnicos que causaron el desastre: el mal tratamiento del acero, el uso de un carbón no adecuado, la necesidad de reducir presupuesto… Y por último, las tramas sentimentales entre clases sociales que no pueden faltar en cualquier serie que se precie.

En resumen: seguramente no es la mejor serie que se ha hecho sobre el tema, pero si estáis también cansados de cantidades ingentes de agua y hielo, y queréis saber cómo empezó todo (decorado con un poco de ficción), os la recomiendo.

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