Hace
unos días, después de retrasar mucho ese momento, me decidí a ver Hunger, la ópera prima del director
inglés Steve McQueen, protagonizada por Michael Fassbender. Y al igual que
pasaba en Shame, el tándem
McQueen-Fassbender funciona. En Hunger
(película de 2008 que aún no ha sido doblada al español y tal vez por eso sea
menos conocida) McQueen nos traslada hasta los primeros años de la década de
los 80 para contarnos la huelga de hambre de Bobby Sands, miembro del IRA.
Pero si
algo me gustó de la película es que McQueen nos muestra los dos puntos de vista
del conflicto. Aunque la trama principal se centre en la huelga de hambre, no
solo tenemos la historia de los presos del IRA. También podemos conocer cómo se
sienten los policías, y precisamente varias de las escenas protagonizadas por
ellos son las que más me marcaron. La imagen de los nudillos ensangrentados de
Raymond Lohan, uno de los policías, el mismo al que poco después vemos revisando
los bajos de su coche, y quien protagoniza una de las escenas más duras
mientras visita a su madre en una residencia. Pero, sobre todo, me marcó el plano
en que un delgado muro separa las palizas a los presos de las lágrimas de uno
de los policías que minutos antes había estado involucrado en esas palizas. Y
por otro lado tenemos a los presos, los que tienen que vivir en la soledad de
sus celdas, los que se alían entre ellos, los que tienen que vivir alejados de
sus familias.
En
resumen, si os gustan las películas biográficas, aguantáis las historias duras
y estáis dispuestos a leer subtítulos o ver la película sin ellos en inglés, es
más que recomendable. Además, de nuevo, hay que destacar la genial actuación de
Fassbender. Parece quedar claro que McQueen sabe sacar lo mejor de este hombre.
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