Siempre
he tenido la sensación de que todo el mundo escondía entre sus gustos un
clásico. Me explico: imaginad que vais al cine con un amigo a ver el último
estreno de acción, la película más comercial y con más efectos especiales que
podáis imaginar, una de esas en las que todo sale volando por los aires, de
esas que solo te dan imágenes, escenas de acción, una tras otra y con las que,
durante la hora y media que duran, os podéis olvidar absolutamente de todo y no
pensar prácticamente en nada. Solo recibís una información que en poco tiempo
olvidaréis, nada de ponerse a reflexionar sobre cuestiones pseudofilosóficas de
la vida. Absolutamente nada de eso. Pero que os entretiene, que es lo estabais
buscando. Bien, entonces, en esa situación, cuando estáis viendo lo más
comercial y vacío de preocupaciones que da el cine actual, vuestro amigo os
confiesa que es un apasionado del cine de Kurosawa. Y vosotros, que hasta
entonces solo habíais compartido con él películas de este género, porque él os
lo proponía, os sorprendéis por haber estado pensando siempre que lo más
profundo que veía vuestro amigo eran las películas de Steven Seagal. O ese otro
amigo que siempre lleva su mp3 plagado de reggeton, pachangeo y demás, y de
repente un día, al ir a su casa, veis que lo que copa las estanterías de su casa
son todos, absolutamente todos, los discos de los Beatles.
Y de repente, tras estos descubrimientos, vosotros empezáis a repasar vuestros gustos musicales, literarios y cinematográficos, y reconocéis, con cierto pesar, que a vosotros os falta un clásico en vuestra vida. Un artista mundialmente reconocido, de esos de los que poca gente duda de su calidad. Prácticamente todo lo que os gusta se ha hecho cuando vosotros ya habíais nacido, todo es muy reciente, y empezáis a pensar que os estáis perdiendo algo muy grande, y sentís que os falta algo, que necesitáis tener vuestro propio clásico. Ese del que podéis disfrutar en soledad, ese pequeño tesoro atemporal que apareció en vuestra vida sin saber cómo y que os acompañará para siempre. Igual que vuestros amigos tienen a Kurosawa y a Lennon, McCartney y compañía.
Así
que, después de mucho tiempo buscando, de intentar dar con mi clásico, con
alguien venido desde el pasado que me transmitiera algo, que me emocionara, que
me removiera algo por dentro… lo he encontrado. La fuerza de su voz, el
sentimiento que pone en cada nota, su historia, todo eso y ese algo
indescriptible que hace que conectemos con ciertos artistas ha hecho que
encuentre en Edith Piaf a mi clásico particular. Y así, escuchándola, dejo que
mi mente viaje hasta muchas décadas atrás y me imagine bailando en algún salón
del París más aristocrático, y de esa forma poder desconectar un rato de las
preocupaciones diarias, que falta hace.
Así que
ahora, cuando alguien me sorprenda diciéndome que además de los éxitos que las
emisoras de radio actuales ponen hasta la saciedad también adora a grupos más
propios de la discografía de sus padres o incluso sus abuelos, yo podré sonreír
y pensar que, por fin, después de mucho tiempo buscando, yo también tengo a mi
clásico.
Los clásicos que a mí me gustan no están nada bien vistos... :_(
ResponderEliminarYo también tengo alguno de esos. Y quien no los tenga, es para darle un guantazo por no disfrutar de esos placeres de la vida XD
Eliminar