Desde
hace un tiempo odio hacer planes a largo plazo. No es ninguna filosofía de vida
basada en la idea de que hay que disfrutar del presente sin pensar en el futuro
porque el ahora es lo único que tenemos y puede ser que en cualquier momento al
salir a la calle te atropelle un camión y adiós a tus planes. No. Nunca me ha
gustado pensar así. Siempre tengo la esperanza de que hay un futuro, largo y
duradero, y de que no me voy a morir mañana, aunque todo es posible. Me gusta
vivir el presente mirando al futuro. Y hacer planes, imaginar qué haré en
verano, o en mi cumpleaños, sin pararme a pensar que aún faltan muchos meses. O
mejor dicho… me gustaba.
Como os digo, no es que haya cambiado mi visión de la vida y ahora me centre solo en el presente por la historia esa del camión. No, sigo esperando a que el semáforo esté en verde para cruzar y aun así miro si vienen coches (o camiones). Pero incluso así, desde hace un tiempo, no me gusta hacer planes a largo plazo. Y cuando digo largo plazo, me refiero a simplemente el mes que viene.
Y la
sencilla causa de todo esto es que, ahora mismo, odio mi presente. Lo odio con
todas mis fuerzas. Y lo peor de todo es que no hay muchos indicios de que vaya
a cambiar. Por eso mismo, no me gusta hacer planes a largo plazo. Si ahora
mismo hago planes para dentro de, no sé, digamos dos meses, los estaré haciendo
desde la perspectiva de ahora. Y me aterra. Me aterra pensar que dentro de dos
meses seguiré igual que hasta ahora y que por ese motivo esos planes que ahora
mismo hago serán posibles. El problema no son los planes. Algunos de ellos
pueden ser increíbles. El problema es que si esos planes son posibles es porque
mi presente sigue siendo exactamente el mismo ahora y dentro de dos meses.
Así
que, hasta que no tenga un presente que adore, seguiré odiando hacer planes
para un tiempo superior a 15 días. Seguiré dándoos largas y diciéndoos que ya
lo hablaremos cuando se acerque el día. Y no, no será que no me gusten los
planes que me proponéis. Es solo que tengo miedo a seguir igual que hasta ahora
y que por eso me sea posible hacer realidad los planes.
Lo sé,
suena retorcido. Pero qué le vamos a hacer, así soy yo.
Pues no suena para nada retorcido, es más, la situación de hoy en día hace que más de uno pensemos así ... en fin, esperemos que lleguen tiempos mejores para todos, un saludo :-)
ResponderEliminarPD: como veo que tienes incluido mi blog en la sección "Más gente metida en fregaos" por cierto buen título para la sección jajaja, si no tienes ningún inconveniente te incluyo en la sección "Webs amigas" del mío.
No voy a decir que me alegro de ver que hay más gente que piensa así, porque no es motivo de alegría estar tan desmotivados que dé miedo hacer planes, pero consuela ver que alguien te entiende. Y más cuando hay gente en esa misma situación que se empeña en que hagas planes para animarte, cuando con eso lo único que están consiguiendo es el efecto contrario.
EliminarP.d.: Puedes añadirme a tus webs amigas sin ningún problema =D
Hace siete meses (joder, qué rápido pasa el tiempo a veces) yo estaba exactamente igual. Incluso peor, porque ya no era solo la situación de "me desmotiva hacer planes a largo plazo"... es que directamente no podía hacerlos, porque tenía que hacer lo quisieran mis padres y su respuesta siempre era no. Te leo y es casi como leerme a mí misma unos meses atrás... :(
ResponderEliminarEso casi es peor... basta que te ilusiones por planear algo (aunque tu ánimo no esté para muchos planes), para que venga alguien y te quite todas las ilusiones de golpe... Por lo menos ahora tu situación es mejor =D Lo malo de lo mío es que ya llevo años así :(
Eliminar