Bilbao (y alrededores) en 3 días

Este fin de semana, para desconectar de la rutina y poniendo como excusa un concierto, aproveché para pasar 3 días (o mejor dicho, 2 y medio) con amigas en una de las ciudades que más me gustan: Bilbao.

La aventura empezó el viernes después de comer. Llegamos al Botxo, dejamos las maletas en el hotel, y nos dirigimos al Funicular de Artxanda (Plaza del Funicular, calle Castaños) para disfrutar de las increíbles vistas que hay desde el monte del mismo nombre. Tras un paseo por el parque, que nos permitió ver la ciudad con las primeras luces de la noche, regresamos al hotel para poner rumbo al Pabellón de La Casilla, donde era el concierto de Dani Martín. Y una vez terminado, aprovechando la buena noche que se había quedado, pudimos dar una vuelta y ver la Gran Vía y la ría de noche.

El sábado nos esperaba un día completo. Por la mañana nos dedicamos a recorrer la ciudad: una visita al Casco Viejo, donde pudimos ver entre otras cosas la Plaza de Unamuno, la Calle del Perro con su fuente, Somera (aunque a esas horas le faltaba el ambiente de las noches, llena de gente), la figura de la Amatxu de Begoña que tienen los txikiteros y desde donde se ve la Basílica, la Plaza Nueva… A continuación seguimos nuestro recorrido hacia Gran Vía pasando por el Puente del Arenal, que nos permitió ver el Teatro Arriaga y la Plaza Circular con la escultura del fundador de la ciudad, Don Diego López de Haro. En nuestro camino hacia el parque de Doña Casilda pasamos por la céntrica Plaza Moyúa, y tras un pequeño descanso, recargamos fuerzas para dirigirnos hacia uno de los puntos más populares de Bilbao: el Museo Guggenheim. Allí hicimos las fotos de rigor con Puppy, la Araña Mamá (de Louise Bourgeois), los Tulipanes (Jeff Koons), el Gran Árbol y el Ojo (Anish Kapoor) y el Puente de la Salve (transformado por el artista francés Daniel Buren), que forman parte de la colección permanente del museo. 

De nuevo hicimos un alto en el camino, esta vez para comer, y después de comprar los recuerdos de rigor, cogimos el metro para ir a ver el molino de Aixerrota (parada de metro Bidezabal), un molino de viento construido en 1727, con una base de cono truncado que poco se parece a los conocidos molinos manchegos cilíndricos. Si seguís por el paseo, podréis llegar hasta el frente de La Galea, donde quedan restos de una muralla y un faro, y además podéis ir disfrutando de los acantilados de la zona. Eso sí, si vais en estas fechas, tened en cuenta que anochece pronto y las vistas pierden bastante. Así que tomad nota y que no os pase como a nosotras, que tuvimos que conformarnos con una visión nocturna. Viendo las condiciones lumínicas, volvimos a Bilbao y aprovechamos para ir al cine a ver Primos (buenísima, pero eso es algo de lo que tal vez os hable en otro momento).

Llegó el último día del viaje, y el Puente Colgante nos esperaba (parada de metro Portugalete –margen izquierda– o Areeta –margen derecha–). La lluvia deslució un poco la visita, pero por suerte no nos mojamos mucho. Lo malo es que viendo que el tiempo no acompañaba decidimos suspender el plan de cruzar el puente caminando y nos conformamos con pasar a la margen derecha por la cesta. Una vez en Getxo, dimos un paseo por Las Arenas hasta la hora de comer, que volvimos a Bilbao para apurar las últimas horas de viaje. Antes de volver a la estación de Termibús recorrimos una vez más la Gran Vía, pero cambiando parte del recorrido: en vez de llegar hasta el Sagrado Corazón, en Moyúa giramos en la calle Ercilla, donde vimos la escultura de Unamuno y las Meninas, para poner punto y final al fin de semana tomando algo en Licenciado Poza (aunque sin el ambiente pre-partido, no es lo mismo).

P.d.: Todas las fotos son de viajes anteriores, de ahí que el molino esté de día.