miércoles, 23 de febrero de 2011

Confesiones impopulares (V)


No me gusta hablar por teléfono.

Quizá no sea una confesión del todo impopular, ya que últimamente he coincidido con varias personas que la comparten, pero si tomamos como referencia a la típica señorita de película que se pasa horas colgada del teléfono… soy todo lo contrario.


Solo recuerdo 3 conversaciones que hayan durado más de una hora, y hace ya un tiempo de aquello.
-          La primera de ellas fue con una amiga, en plena adolescencia, que es capaz de sacar conversación de cualquier cosa, y si le das un poco de pie, le escuchas con un mínimo de atención y le das unas cuantas respuestas entretenidas que le den cuerda para seguir hablando un rato más. Así que tengo que decir que la conversación duró únicamente algo más de una hora porque tuve que poner fin a la conversación para cenar o mis padres cortaban directamente el cable del teléfono.
-          La segunda de ellas fue unos años después de la primera, con una compañera de instituto. El caso es que acabábamos de terminar la selectividad y teníamos que quedar para no sé qué (tampoco es tan importante). El caso es que el tema en sí nos lo podíamos haber ventilado en menos de un minuto (ponle 5 entre que te pones de acuerdo en la fecha, hora y lugar para quedar), pero empezamos a comentar cosas de algunos excompañeros de clase (sin ninguna maldad… solo “comentábamos”, ejem) y se nos echó el tiempo encima, cosa bastante frecuente en nuestras conversaciones de entonces.
-          Y por último, la tercera conversación fue hace menos tiempo, con una amiga que acababa de dar un giro a su vida, se había ido a vivir a otro país y hacía meses que no nos veíamos. Ahí sí había de qué hablar. Y de no ser por la distancia estoy segura de que sería una de las pocas personas con las que tendría conversaciones telefónicas de tanta duración.

El caso es que os cuento todo esto para demostrar que no, no soy una adicta al teléfono. Tengo móvil porque ahora mismo la sociedad nos ha creado la extraña necesidad de tener que estar comunicados a todas horas, pero puedo pasar varios días sin usarlo (hasta el punto de ir a mirar si tiene sonido porque de repente recuerdo que lo dejé en el bolso y descubrir que está sin batería desde vete tú a saber cuándo). Las conversaciones por fijo no suelen ser tampoco extensas (aunque la mayoría son para venderme algo o hacer encuestas, por lo que evito que duren demasiado). Y es que, a pesar de que soy bastante habladora, no me gusta hacerlo por teléfono. Odio la sensación de no ver la cara de la otra persona, no saber si cuando deja de hablar un momento es para tomar aire o ha dejado la frase en el aire para hacer una pausa dramática, odio ese momento en que no tienes nada más que decir pero la otra persona no lo capta y se resiste a colgar, o todo lo contrario: que sea uno de esos días en que estás habladora pero tu interlocutor no y cuelgue bruscamente, odio que me llamen cuando estoy haciendo otra cosa y además sea para no decir nada interesante… y una larga lista de odios que dejaré sin enumerar para no aburrir al personal.


P.d.: Eso sí, adoro el teléfono cuando sirve para dar buenas noticias. Y tengo que decir que las últimas llamadas que he recibido han sido precisamente de este tipo.

4 comentarios:

  1. Pues yo se de otra conversación que duró más de una hora xd, cuando estabas en Madrid, creo que fue contandome cuando fuiste a Getafe al partido, y sabes porque se que duró más de una hora?
    porque con ONO aunque tengas las llamadas incluídas si pasas de la hora te empiezan a facturar, es decir si quieres hablar más de una hora tienes que colgar a los 59 minutos y volver a llamar para que te entre en la tarifa plana,
    pues bien, llegó la factura a casa, y la llamada pasó 10 minutos de la hora, y los 10 minutos nos los cobraron xd.
    Yo creo que sólo he pasado tres veces de la hora hablando, esa contigo y dos con Juncal cuando éramos las dos vodafone y tenía eso que podías hablar una hora pagando sólo el primer minuto.

    byeee

    ResponderEliminar
  2. Sé que no te gusta el teléfono, pero oye!! En tu cumple te llamé y estuvimos rato!! jajaja

    ResponderEliminar
  3. ¡Dios,sí!,pensaba que era la única.
    Yo no sé si me jode más hablar con conocidos o con desconocidos,pero cada día me putea más ponerme al teléfono.Lo peor es que nunca sé cómo despedirme y aunque suene a gilipollez me pongo hasta nerviosa por miedo a quedar mal.

    ResponderEliminar
  4. Raquel, haces bien diciéndomelo porque no recordaba esa conversación. Tengo un vago recuerdo de ella, pero no sabía que había durado tanto. La añado a la lista, entonces =)

    Ricardo, las conversaciones contigo suelen ser buenas. De ti no tengo quejas telefónicas ;) (ha quedado un poco cursi, lo admito jajajaja)

    Doctora, no estás sola. Somos muchos los que odiamos ese aparato (en mi caso más el fijo, tengo que decirlo). Yo casi que prefiero despedirme de desconocidos. Si soy borde, no saben quién soy, así que me importa un poco menos, pero también tengo mis dudas sobre qué decirles y siempre termino balbuceando alguna tontería.

    ResponderEliminar