Las encuestas continúan

Un llamante anónimo ha oído mi necesidad de tener algo que contar en este mi blog y ha dedicido marcar el número de teléfono de mi casa para… ¡sí!, premio para vosotros, ¡¡hacerme una encuesta telefónica!!

Además algo me hace sospechar que el llamante es lector del blog porque si la semana pasada os enumeré una serie de motivos por los que odio que me hagan encuestas (sobre todo acerca de temas políticos), esta vez la cosa ha cambiado bastante. A pesar de que también ha sido sobre política, esta vez era sobre la situación de La Rioja y la duración total de la encuesta según él era de unos 4 minutos. Mi incapacidad a decir “no” en determinadas situaciones ha hecho que le diga que respondía (en el fondo no podéis negarme que soy un trozo de pan) y después de darme las gracias, cosa que pocas veces habían hecho, ha comenzado con las preguntas. 

La encuesta estaba empezando a ir por ese camino que no me gusta: el de valorar a determinados políticos del 0 al 10. No me gusta dar una nota a alguien y menos si conozco poco lo que hace, así que en cuanto he oído un nombre más o menos desconocido para mí ha sido cuando he dicho la famosa respuesta “pfff no tengo mucha idea de quién es, no sabría valorarle”, y mientras decía esto me preparaba mentalmente para decir un número al azar, pero algo ha cambiado, no me ha insistido para que dijera un número, esta vez la respuesta del encuestador ha sido “tranquila, si no sabes quién es lo pasamos”. Lo malo cuando te obligan a valorar a alguien que no conoces es que es probable que a continuación hagan preguntas sobre las personas mencionadas, y si no sabes quiénes son, es complicado responder algo más que un número para que salga una respuesta fiable. Pero, ¿qué ha pasado hoy? Que directamente SE HA SALTADO TODA ESA PARTE con la excusa de “bueno, si no le conoces mucho no podrás responder, y además es que esta parte la odio, literalmente, es un tostón, y además tengo la voz seca y no puedo ir a beber agua”. Después de esto han venido las típicas preguntas de a quién votaste en las últimas elecciones y a quién votarás, y ahí es cuando me dice un “espera, que lo adivino, a X” (llámalo X, llámalo el partido al que votaría, que con eso de que el voto es secreto y la encuesta también lo era, no voy a decirlo aquí, que os enteráis). Ha sido grandísimo. En cualquier momento estaba esperando a que dejara la encuesta a un lado y nos pusiéramos a hablar sobre cualquier otra cosa, para una vez que parece que llama alguien simpático que sabe vocalizar y no un robot. Pero no, me he tenido que conformar con decirle mi nivel de estudios y situación laboral. Así que con todo lo que nos hemos saltado, la encuesta ha durado unos 2 minutos como mucho.

Ahora sólo espero que el pobre hombre haya podido ir a beber un poco de agua.